El fenómeno de la participación ciudadana en los asuntos del Estado se asocia a los fenómenos de la democracia y la gobernabilidad de los sistemas políticos, teniendo en cuenta que un régimen democrático supone la existencia de mecanismos de participación ciudadana en el ejercicio del poder y en los asuntos públicos, y por otra parte, la gobernabilidad de un sistema político está condicionada, entre otros factores, por la capacidad de los gobiernos para satisfacer las demandas sociales y para mantener la estabilidad y el consenso político, lo cual solo es posible si existen elevados niveles de participación popular.
En este sentido, en la actualidad no pocas corrientes teóricas en occidente abogan por una democracia más participativa y por una mayor participación de las comunidades; sin embargo sus propósitos son poco viables en el marco estrecho de la democracia liberal que privilegia la participación electoral sobre la participación social, económica, cultural, etc. y minimiza la intervención real del ciudadano en la toma de decisiones públicas. Algunos autores reconocen que para la existencia de una democracia más participativa en las naciones de occidente, se hace necesario el desarrollo de los sentimientos de comunidad frente al sentimiento consumista, así como la reducción de la desigualdad social y económica.
El proceso de toma de decisiones públicas en el ámbito local municipal expresa el ejercicio del poder político a ese nivel territorial, y debe tener como fin esencial la solución de los problemas y la satisfacción de las demandas que reflejan el interés local. Es preciso señalar que aunque las instituciones municipales de poder están facultadas para decidir en cuanto a las problemáticas de su localidad, siempre habrán de tener en cuenta los intereses nacionales generales y los intereses de otras localidades, entre los que debe existir cierto nivel de coordinación, dado que en la práctica no puede concebirse la existencia de intereses locales totalmente separados de los intereses supralocales. Por otra parte, el municipio como parte de un todo, debe tener capacidad de hecho y de derecho para incidir también en las cuestiones supralocales.
Las fases del proceso de toma de decisiones en la instancia municipal están estrechamente vinculadas entre sí y su resultado o producto final es una decisión pública local. Esta puede definirse como aquella decisión que emana de los órganos locales de poder, en las que se expresa el ejercicio del poder político a ese nivel territorial y que van dirigidas a la solución de los problemas, necesidades y demandas que reflejan los intereses locales.
Economía de México
No obstante en las expectativas económicas para 2011 hay razones para ver también el vaso medio vacío. La principal es que el sentimiento generalizado es que el repunte no se refleja en un incremento en los niveles de vida. La información confirma que descontando los dos años de repunte al descalabro de 2009 y el primer bienio de débil crecimiento con que arrancó la gestión calderonista, las cosas volvieron al mismo lugar. También es cierta la percepción de que la estabilidad económica y financiera no se aprecia en las mesas y bolsillos de los mexicanos.Hay dos hechos que empañan el desempeño de la actual administración.
El primero es que México padece el síndrome del árbol cuyas hojas se mueven al son de los vientos externos. Nuestros infortunios económicos así como nuestros éxitos vienen de fuera. Externo fue el impacto que sacudió la economía nacional en 2009.También de procedencia internacional -concretamente de los Estados Unidos- es el impulso que enderezó el rumbo económico en 2010 y se prevé continuará en 2011.Las grandes decisiones nacionales económicas internas que recomiendan a los cuatro vientos los expertos y mantienen reprimidas las fuerzas productivas, siguen en el renglón de los pendientes. La falta de las reformas energética, fiscal, laboral o educativa explica por qué con y sin crisis crecen más economías como Brasil, China o la India.
Hay otro pasivo monumental: la inseguridad.
Los poderes del narcotráfico representan un desafío colosal para el Estado. Son la más grave amenaza en los tiempos modernos no sólo para la seguridad sino para el desarrollo de las actividades productivas. ¿Cuánto habría crecido México con las reformas económicas y sin la amenaza del narcotráfico? Fácilmente, como Brasil o la India, de 5 a 6 por ciento al año. ¿Cuánto se habría reducido el impacto sobre México de la severa crisis internacional de 2009?
Sin duda, con reformas y una atmósfera segura para hacer negocios nunca jamás la economía habría caído 6.5 por ciento en el tercer año de la administración de Felipe Calderón.
CRECIMIENTO
Perspectiva moderadamente optimista La economía mexicana logró un buen desempeño en 2010.Cuando aparezcan los datos oficiales posiblemente arrojen un crecimiento de alrededor de 5 por ciento, superior al previsto al principio de año. Ahora para 2011, las estimaciones de ocho instituciones arrojan una expectativa de un crecimiento promedio de 3.8 por ciento.
Estos ámbitos incluyen previsiones de Banamex, la Secretaría de Hacienda, la OCDE, HSBC, el FMI, el Banco Santander, GBM y la última encuesta sobre expectativas que pública Banxico.
No obstante, las matemáticas del crecimiento dejan mal parada a la administración calderonista.Y es que si la economía repuntara en el año nuevo el 3.8 por ciento que vaticinan los expertos, acumularía un crecimiento de sólo 3 por ciento de 2007 a 2011.
Otro hecho a considerar es que este crecimiento es insuficiente para generar la demanda de bienes, servicios y, sobre todo, empleo. En los cinco años del sexenio calderonista la población habrá crecido alrededor de 8.4 por ciento.
El incremento demográfico es mayor al alza acumulada de 3 por ciento en la economía mexicana en este mismo lapso.
En términos per cápita, la caída ha sido del 5 por ciento en los cinco años de la administración de Felipe Calderón. Los avances en el bienio de crecimiento han sido borrados del mapa por dos hechos: Primero, por el descalabro de 2009 cuando la economía mexicana se desplomó un 6.5 por ciento.
Y, segundo, porque en materia económica los primeros dos años fueron flojos, con un crecimiento de apenas 3.3 por ciento en 2007, el año del arribo de Calderón al poder, y una raquítica alza de 1.3 por ciento en el PIB en 2008.
Equipo numero 3
Capitán: José Ángel Gutiérrez Santos
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